Paul Dukas
Music for Piano /L´apprenti Sorcier/Symphony in C/ La péri / Ariane et Barbe-Bleue
Distintos solistas, conjuntos, directores y orquestas
4CDS
Warner, 2024
El mundo musical fue muy injusto con el prolífico, combativo y sarcástico Saint-Saëns, que era un genio, pero eso se ha ido remediando en los últimos años, mediante diversas publicaciones y, fundamentalmente, por la Edición Saint-Saëns en Warner (2021, 34 CDs). El año pasado se impartió un poco de justicia con otro compositor francés, Gabriel Pierné, del cual también Warner publicó una maravillosa caja con toda su obra para piano y buena parte de su obra orquestal y de cámara (2023, 10 CDs). Comienza 2024 y es el turno, al fin, de Paul Dukas.
A diferencia de Saint-Saëns, Dukas no fue prolífico como compositor; tampoco fue beligerante o peleador como el autor de El carnaval de los animales. Sí fue un maestro estricto, pero abierto a todas las tendencias. Dukas bebe directamente de la fuente de Wagner y Debussy, de los cuales es perfecta síntesis. Fue profesor de Joaquín Rodrigo, de Carlos Chávez, de Oliver Messiaen, de Manuel de Falla, Albéniz, Granados, Manuel Ponce, incluso fue uno de los mentores de nuestro Jorge Urrutia Blondel. La influencia de Dukas como maestro es, probablemente, la más grande —junto a la de Nadia Boulanger— que se conozca en el ámbito musical del siglo XX.
«Curiosamente, pese a lo breve de su obra, Dukas es un músico completo, compuso en casi cada género o formación instrumental canónicos: ópera, obertura, cantata, poema sinfónico, sinfonía, sonata, música de cámara, lied, obra concertante»
Toda la música de Dukas es excelente o derechamente genial. Estos cuatro discos la recogen casi en su integridad (faltan las obras sinfónico-corales editadas en dos discos del sello Bru Zane). La obra de Dukas se puede resumir de este modo: un disco con obras para piano y cámara, un disco con obras orquestales, dos discos con una ópera y un disco de obras corales (las no incluidas en esta edición). Si la obra de Dukas es escasa, claramente no se debe a su incapacidad, sino que a un sentido crítico y autocrítico casi enfermizo. Estamos hablando de una escasez solamente superada por otro notable compositor francés, Henry Duparc, cuya obra completa puede entrar en un disco de 80 minutos. Dukas, además, fue un hombre intelectualmente muy dotado, profundo y uno de los grandes críticos musicales de su época. El oficio de crítico se lo debe a Gustav Mahler, de quien leyó sus comentarios de la Tetralogía wagneriana en Inglaterra. La impresión de esa lectura lo llevó a ser un analista siempre inteligente, de extraordinaria pluma y muy visionario. Por ejemplo, fue el primero en referirse a los apuntes de la Décima sinfonía de Beethoven y se adelantó a Mahler al señalar que la sinfonía era un mundo que debía ser impregnado por una personalidad fuerte.
Curiosamente, pese a lo breve de su obra, Dukas es un músico completo, compuso en casi cada género o formación instrumental canónicos: ópera, obertura, cantata, poema sinfónico, sinfonía, sonata, música de cámara, lied, obra concertante. Es un caso impresionante de versatilidad acotada. Su poema sinfónico El aprendiz de brujo es una maravilla pre stravinskiana que podemos encontrar en cualquier antología de música francesa u orquestal en general (en esta colección se incluye además su transcripción para piano a cuatro manos). Polyeucte es una obertura más temprana y menos personal, pero no desentona en medio de la calidad del resto de la obra del maestro francés. La partitura de La Peri es preciosa y digna de su inclusión en los ballets rusos de Diáguilev. Su Sinfonía es una obra maestra que respira el mismo aire de Cesar Franck, muy admirada en su época por sus numerosos discípulos, pero que sigue siendo demasiado desconocida; se trata de una candidata fuerte a ser la mejor sinfonía francesa. Su Sonata para piano es una composición atrevida que curiosamente adelanta ciertos modos de Messiaen; un par de sus melodies suelen ser antologadas en recitales de canción francesa. La ópera Ariane y Barba Azul es quizá su obra cumbre y resiste la comparación con el Pelleas de Debussy, lo que son palabras mayores.
«Para quienes solamente posean El aprendiz de brujo, no lo duden, esto es imprescindible. Jamás tendrán tan buena música en tan pocos discos»
En el listado de intérpretes hay solamente referencias. Lo fundamental está servido por expertos directores del repertorio francés: Armin Jordan (incluye uno de los cinco registros que existen de Ariane) y Jean Martinon. En el piano están Argerich, Rabinovitch, Jerome Ducros, Jean Hubeau, Francois-René Duchable; entre los cantantes destacan Philippe Jaroussky, Katherine Ciesinski, Gabriel Bacquier y Mariana Paunova.
¿Pudo ser mejor la compilación? Sí. Se pudieron agregar obras sinfónicos corales para la ocasión, o al menos recurrir a repeticiones en registros históricos, por ejemplo, incluir la suite de Ariane que editara en sus días Arturo Toscanini. Pese a estos defectos, para quienes solamente posean El aprendiz de brujo, no lo duden, esto es imprescindible. Jamás tendrán tan buena música en tan pocos discos.