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Inmigración y delincuencia en Chile

Una relación compleja

Gabriel Ugarte
Investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP). Ingeniero Civil Industrial y magíster en Ciencias de la Ingeniería, Pontificia Universidad Católica de Chile Magíster en Políticas Públicas, Universidad de Chicago. Á N.11.

 
La cantidad de migrantes que llegan a vivir al país se ha más que quintuplicado en los últimos diez años. Aunque la percepción de la ciudadanía es más positiva en cuanto a que no son una amenaza para el trabajo, que deben respetarse sus derechos e incluso se valoren sus aportes culturales, los inmigrantes se relacionan cada vez más con el aumento de la delincuencia. Los datos y los análisis, aquí y en todo el mundo, dicen lo contrario, pero hay elementos que explican esa percepción negativa.

 
La estadística oficial más actualizada del INE señala que en el año 2022 residían en Chile alrededor de 1,6 millones de personas extranjeras, cifra que se ha duplicado en el último lustro y más que quintuplicado en una década. Este incremento ha sido de una rapidez excepcional en la historia reciente del país. Entre 1990 y 2010, los inmigrantes representaban aproximadamente el 1% de la población total, para luego experimentar un crecimiento explosivo hasta un 8,2% en 2022.

En los últimos años no sólo hemos sido testigos de un incremento notable en el número de inmigrantes, sino también de cambios significativos en su composición. Mientras hace una década los extranjeros con mayor presencia en el país provenían de las naciones vecinas, la última cifra oficial es encabezada por los venezolanos —que representan un tercio del total de la población extranjera—, seguida por una relevante proporción de peruanos, haitianos y colombianos. El perfil sociodemográfico de los nuevos inmigrantes también cambió, en los que se observan mayores tasas de pobreza y menores niveles educacionales.

Esta situación ha venido acompañada de cambios en la opinión pública hacia los inmigrantes. Además del descontento con la política migratoria, la ciudadanía viene expresando una preocupación generalizada por el aumento del flujo de personas extranjeras en el país. Un aspecto que destaca por la contundencia de las cifras es la creciente asociación entre inmigración y delincuencia. Según la Encuesta CEP de octubre de 2023, el 69% de la población piensa que la inmigración conlleva un aumento de la criminalidad, una percepción respaldada por otros sondeos de opinión pública.

Esta situación contradice lo que indican la mayor parte de la evidencia internacional y la escasa literatura chilena que ha estudiado el fenómeno. Esta última ­no sólo confirma la inexistencia de una relación entre inmigración y delincuencia, sino que también encuentra que los extranjeros participan menos en el crimen que los nacionales. La percepción de la ciudadanía, por lo tanto, sería errónea y se fundamentaría en gran medida en prejuicios, donde los medios de comunicación y la política tendrían un papel preponderante.

Este artículo analiza la participación de la población inmigrante en los delitos, incluyendo el reciente aumento explosivo en los flujos migratorios, que no había sido estudiado previamente en la literatura nacional. Para ello, se actualiza en este texto la investigación de Ugarte y Vergara[1] utilizando las últimas cifras de población inmigrante en el país, que no estaban disponibles al momento de su publicación en 2023. El objetivo es determinar si la opinión ciudadana sobre este tema tiene algún sustento basado en la realidad reflejada en los datos.

 
Actitudes de los chilenos hacia los inmigrantes

 
La investigación sobre la relación entre la diversidad social del entorno de las personas y sus opiniones acerca de los grupos minoritarios, como la población inmigrante, no ha arrojado conclusiones definitivas. Esta relación es compleja y está influenciada por múltiples factores. Algunos estudios sugieren que el aumento de la diversidad social puede percibirse como una amenaza debido a la competencia por los recursos disponibles. Por otro lado, otros indican que una mayor diversidad puede fomentar actitudes más tolerantes y positivas debido al aumento del contacto entre los grupos.

En Chile, las encuestas de opinión pública de los últimos años reflejan una creciente presencia de la inmigración dentro de los aspectos más problematizados por los ciudadanos. Desde 2022, el porcentaje de la población que identifica a la inmigración como uno de los principales problemas que el gobierno debe abordar ha alcanzado niveles récord (Encuestas CEP 2015-2023). Además, más del 70% de la población percibe un gran conflicto entre chilenos e inmigrantes, y considera que la cantidad de personas extranjeras en el país es excesiva (Encuesta Bicentenario 2022). Esto último se ve reflejado en el respaldo generalizado a medidas más restrictivas para controlar la inmigración (Encuesta CEP 2023; Estudio Longitudinal Social de Chile 2023).

Tales resultados evidencian un descontento con la política migratoria del país y revelan una preocupación generalizada por el aumento del flujo migratorio. Sin embargo, no proporcionan una comprensión completa de los factores que subyacen a esta percepción ni de cómo han evolucionado las actitudes hacia los inmigrantes en el tiempo. Esto es relevante, ya que hasta 2017 existía evidencia de que la llegada acelerada de extranjeros a Chile coincidía con un cambio favorable en las actitudes hacia ellos.[2]

Los datos más actualizados de la evolución de las actitudes de los chilenos hacia los inmigrantes confirman que dicha tendencia favorable continúa. Desde 2003 —cuando la proporción de extranjeros residentes apenas superaba el 1%­­—, hasta el 2023, la Encuesta CEP revela una disminución significativa en las percepciones negativas relacionadas con el impacto de la llegada de extranjeros. En el ámbito económico, en 2003 casi dos tercios de la población creía que los inmigrantes les quitaban empleo a los nacidos en Chile, cifra que ha disminuido constantemente en el tiempo, situándose en menos de un tercio dos décadas después. Del mismo modo, una mayor proporción de la población reconoce que los inmigrantes aportan beneficios a la economía, con un aumento de seis puntos porcentuales en ese período.

En cuanto a los aspectos culturales, cerca de la mitad de la población indicó en 2023 que los inmigrantes enriquecen la sociedad chilena al traer nuevas ideas y culturas, lo que representa un aumento de más de diez puntos porcentuales respecto de las mediciones anteriores. En relación con el acceso de los migrantes a servicios públicos, el porcentaje de la población que considera que los inmigrantes legales deben tener el mismo acceso a la educación pública que los ciudadanos chilenos se incrementó del 66% en 2017 (última medición disponible) al 77%.

Sin embargo, hay un aspecto en el que la opinión negativa sobre los extranjeros residentes en el país ha experimentado un crecimiento significativo en el tiempo. Mientras que en 2003 el 35% de la población creía que los inmigrantes incrementaban los índices de criminalidad, en 2017 y 2022 este valor aumentó al 41% y 69%, respectivamente. Este resultado es consistente con otras encuestas de opinión que muestran una fuerte vinculación entre delincuencia e inmigración por parte de la ciudadanía.

Dentro de estas actitudes se observan diferencias significativas entre distintos segmentos de la población. En 2023, aquellos que tienen una visión más negativa de la inmigración son, principalmente, las mujeres respecto de los hombres, las personas mayores de 55 años en comparación con los tramos etarios inferiores, los individuos que alcanzaron como máximo la educación media respecto de aquellos con más de doce años de escolaridad, y aquellos que residen en áreas rurales en comparación con los que viven en sectores urbanos.

 
Inmigración y delincuencia

 
La relación entre inmigración y delincuencia ha sido objeto de debate en la literatura académica, con resultados diversos. Aunque algunos estudios sugieren una relación positiva, la mayoría concluye en una relación nula o incluso negativa. En el caso de Estados Unidos, que ha sido ampliamente estudiado, las investigaciones han arrojado efectos en ambas direcciones, lo que sugiere que el contexto puede ser un factor crucial para comprender esta relación. Por ejemplo, la existencia de políticas que brinden oportunidades a los migrantes o de un ambiente receptivo y preparado para su acogida por parte de todos los actores involucrados en su integración, podría influir en esta dinámica.

En el contexto chileno, la literatura es más limitada, pero apunta hacia la inexistencia de una relación entre inmigración y delincuencia. De hecho, se ha observado que la participación de extranjeros en delitos es inferior a la de la población chilena.[3] Dammert y Sandoval encuentran que mientras el número de inmigrantes ha aumentado en el país, diversos indicadores de criminalidad han disminuido. [4] Concluyen que no es posible establecer una relación entre el crecimiento de la inmigración y el incremento de la delincuencia, sugiriendo que esta asociación podría ser más de naturaleza perceptiva que experiencial. Uno de los factores que contribuiría a esta brecha entre percepción y realidad es el énfasis informativo de los medios de comunicación y ciertos discursos políticos. De hecho, Ajzenman et al. encontraron que la cobertura mediática es sistemáticamente más frecuente cuando un inmigrante perpetra un homicidio en comparación con un
nativo. [5]

Las investigaciones anteriores utilizan datos que alcanzan hasta 2017 o 2018, dependiendo del estudio. De esta forma, no estarían capturando la situación actual del país, donde el número de extranjeros residentes ha experimentado un aumento significativo en los últimos años, prácticamente duplicándose desde 2017. En el análisis siguiente se utilizan datos actualizados que permiten evaluar si la tendencia previa ha cambiado en el último lustro.

¿Cometen los inmigrantes más crímenes que los chilenos? Para responder esta pregunta se utilizó información sobre individuos condenados, que es la única forma posible de afirmar que una persona participó de un delito. Ella fue provista por la Defensoría Penal Pública (DPP) entre los años 2006 y 2022.[6] En concreto, se comparó el porcentaje de condenados que son inmigrantes con el porcentaje de la población nacional que es inmigrante. De esta forma, si el primero es más grande que el segundo entonces los inmigrantes estarían sobrerrepresentados en la comisión de delitos. Si sucede lo contrario, los extranjeros residentes estarían subrepresentados en la actividad delictual respecto de la población que representan.

Los datos muestran que los inmigrantes están subrepresentados en la comisión de delitos en general. En el año 2022, los extranjeros residentes en Chile representaban el 8,2% de la población y el 5,3% de los condenados. Aunque la representación de los inmigrantes en los delitos ha aumentado desde 2018, cuando se observó el valor más bajo del periodo estudiado, los datos indican que los inmigrantes participan menos en el crimen considerando la población que representan en el país.

Veamos ahora el análisis por tipo de delito. Es importante hacer este desglose porque tanto los nacionales como los inmigrantes muestran una distribución diferente en los tipos de delitos por los cuales son condenados. Más de un tercio de los inmigrantes condenados lo son por crímenes relacionados con la Ley de Drogas, en contraste con menos del 10% de los chilenos. En el caso de los condenados nacionales, las dos categorías de delitos más prevalentes son aquellas relacionados con la Ley del Tránsito y Lesiones.

La evolución en el tiempo de la representación de la población inmigrante en los distintos delitos muestra cambios relevantes (gráfico 1). Entre 2017 y 2022 se observa que los extranjeros continúan estando sobrerrepresentados en los crímenes relacionados con la Ley de Drogas, aunque su participación ha disminuido significativamente. Por otra parte, en los otros delitos se encuentran subrepresentados, pero con una tendencia al alza desde 2017. Los aumentos absolutos más significativos se observan en robos y homicidios. De hecho, en el caso de estos últimos, los inmigrantes pasan a estar ligeramente sobrerrepresentados, observándose un aumento de casi tres veces en dicho periodo.

 

«Mientras que en 2003 el 35% de la población creía que los inmigrantes incrementaban los índices de criminalidad, en 2017 y 2022 este valor aumentó al 41% y 69%, respectivamente. Este resultado es consistente con otras encuestas de opinión que muestran una fuerte vinculación entre delincuencia e inmigración por parte de la ciudadanía»

Cuando se analiza la evolución de la representación de la población inmigrante entre los condenados para todos los delitos, excluyendo aquellos relacionados con la Ley de Drogas, se observa un incremento constante a partir del año 2018. Aunque los extranjeros continúan estando subrepresentados en estos delitos, esta subrepresentación ha aumentado a niveles previos a los observados en 2009.[7]

 
Discusión

 
El crecimiento exponencial de la población extranjera residente en Chile en los últimos años ha generado cambios significativos en las actitudes de los chilenos hacia la inmigración. En líneas generales, se observa una tendencia hacia una opinión más favorable respecto a los extranjeros residentes en el país, abarcando aspectos económicos, culturales y de acceso a servicios sociales. La excepción es la creciente preocupación de la ciudadanía por el vínculo entre inmigración y delincuencia, que es sostenida por más de dos tercios de la población (Encuesta CEP 2023).

Los hallazgos revelan que, en general, los inmigrantes están subrepresentados en la comisión de delitos —es decir, cometen menos crímenes respecto de la población que representan—, incluso considerando el incremento de los extranjeros del último tiempo en el país. Este resultado concuerda con investigaciones previas realizadas en Chile y con numerosos estudios internacionales que no encuentran una correlación entre inmigración y delincuencia.

 
Gráfico 1: Nivel de representación de extranjeros por delito entre los años 2017 y 2022.

 


 
Nota: El nivel representación de inmigrantes en el delito corresponde a la división entre el porcentaje de condenados que son inmigrantes y el porcentaje de la población nacional que es inmigrante. Si este nivel es mayor a uno, indica que los inmigrantes están sobrerrepresentados en la comisión de delitos; mientras que si es menor a uno, indica que están subrepresentados.
Fuente: Elaboración propia en base a información de la DPP. Datos actualizados del estudio de Ugarte y Vergara (2023).

 

 

No obstante, a partir de 2018 se observa un aumento en la participación de inmigrantes en delitos, aunque con variaciones relevantes entre las distintas categorías de crímenes. Se confirma una sobrerrepresentación de extranjeros en delitos asociados con la Ley de Drogas y una subrepresentación en todos los otros delitos. Pero mientras los primeros exhiben una tendencia a la baja, los segundos muestran un incremento constante desde 2018. Es en los crímenes más violentos, como homicidios y robos, donde se observa un aumento significativo en la representación de extranjeros condenados. Destaca especialmente que, en 2022, los extranjeros pasan a estar, por primera vez, sobrerrepresentados en condenas por homicidio.

Estos resultados sugieren que las percepciones de la ciudadanía tienen cierto fundamento, dada la tendencia al alza en la participación de extranjeros en delitos en los últimos años. Este incremento se da en un contexto de crecimiento sustancial de la población inmigrante, lo que influye en la frecuencia con que ocurren estos crímenes. Se suma a ello que los mayores aumentos se observan en los delitos más violentos, los cuales impactan de manera significativa en la opinión pública, más aún por las nuevas formas de violencia y crueldad que no habían sido vistas previamente en el país.

 

«Los datos muestran que los inmigrantes están subrepresentados en la comisión de delitos en general. En el año 2022, los extranjeros residentes en Chile representaban el 8,2% de la población y el 5,3% de los condenados, mientras la tercera parte de ellos fue condenada por delitos de tráfico de drogas. Pero ese mismo año, los extranjeros pasan a estar, por primera vez, sobrerrepresentados en condenas por homicidio.

 

[1] Ugarte, G. y Vergara, R. (2023). «Inmigración y delincuencia: últimas cifras». Puntos de Referencia N° 663. Centro de Estudios Públicos.

[2] González, R., Muñoz, E., y Mackenna, B. (2019). “Como quieren en Chile al amigo cuando es forastero: actitudes de los chilenos hacia la inmigración”. En I. Aninat y R. Vergara (Eds.), Inmigración en Chile: una mirada multidimensional. Santiago: FCE-CEP.

[3] Blanco, N., Cox, L. y Vega, V. (2019). «Inmigración y delincuencia: un problema acotado», en I. Aninat y R. Vergara (Eds.), Inmigración en Chile. Una mirada multidimensional. Santiago: FCE-CEP.

 

[4] Dammert, L. y Sandoval, R. (2019). «Crimen, inseguridad y migración: de la percepción a la realidad».

En N. Rojas y J. Vicuña (Eds.), Evidencia y mitos de una nueva realidad. Santiago: LOM Ediciones.

 

[5] Ajzenman, N., Dominguez, P. y Undurraga, R. (2021). «Immigration, Crime, and Crime (Mis)Perceptions». IZA Institute of Labor Economics. Discussion Paper Series N° 14087.

[6] Los datos de la DPP excluyen los de aquellos imputados que contratan abogados privados, lo que corresponde a cerca del 10% del total de causas.

[7] Se optó por excluir del análisis los delitos contra la salud pública con el fin de eliminar el efecto que pudo haber tenido la pandemia de covid-19 en los resultados (aunque estos no cambian en el caso que no se realice esta exclusión).
Estos resultados tienen algunas limitaciones y sesgos que podrían llevar a una posible sobrestimación de la participación de los inmigrantes en delitos, pero que no cambian las principales conclusiones. La sobrestimación se debe a que la cifra de población extranjera del INE solo incluye de forma parcial a los individuos que se encuentran en el país de forma irregular. Adicionalmente, la estructura etaria de la población inmigrante se concentra justamente en los tramos asociados a una mayor propensión a delinquir.