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Desplazamientos de la Poesía

Catalina Mena

Catalina Mena
Periodista y escritora Á N.11.

 
Seres que transitan en los bordes de la realidad, figuraciones que se diluyen y abstracciones que se materializan, elementos urbanos que se cruzan con lo orgánico, zonas de vacío que deslindan con planos de color vibrante: el trabajo de José Cori (1989) dispara tensiones a múltiples niveles interrogando las posibilidades del lenguaje visual. Su referente, dice, es la poesía.

 

 

 
Hay algo naif en tus obras

 
El naif me interesa harto, hago cruces con lo folk, con visualidades que circulan en un imaginario popular extendido. Hay varios artistas que no tienen un estatuto de artista, que son considerados artesanos, pero que tienen una estética muy fuerte. Eso a mí me interesa. Es como lo que hizo la Violeta Parra cuando llevó su artesanía al Louvre.

 
Eso cuestiona el privilegio estético que se asigna a las manifestaciones inscritas en lo que podríamos llamar el «sistema del arte».

 
Exacto, me interesa ese lugar más limítrofe, entre la baja y la alta cultura. El academicismo a veces enquista la creatividad. Se torna todo en un tecnicismo y en una estética que está medio muerta. Para mí es importante que el lenguaje se mueva, que esté vivo.

 

 
En tus obras hay tejados, escaleras, piscinas, casas, rejas, canchas…elementos arquitectónicos o industriales que están sacados de contexto y que se cruzan con elementos naturales.

 
Esas estructuras urbanas me ayudan a generar un esquema compositivo, a organizar el plano visual. Pero siempre estoy quebrando la representación, creando espacios y situaciones que cuestionan el marco de lo real. Me encantan los cruces entre lo urbano y lo natural, esa dialéctica entre lo recto y lo liso versus lo orgánico y versátil.

 
Cuando saliste de la universidad hacías instalaciones. Pero volviste a la pintura ¿qué pasó?

 
Hay una saturación de la cual la sensibilidad se va apartando porque necesita respirar de nuevo. Yo cuando salí de la escuela estaba haciendo instalaciones muy complejas, donde yuxtaponía materiales y objetos, generando efectos contradictorios, pero sentí que era muy intelectual, muy frío. Y en un momento necesité algo más personal, simple, más cercano y cálido. Necesité volver a dibujar, volver a algo más espontáneo y exploratorio.

 

 
En la obra lo figurativo se empieza y a disolver y lo abstracto se empieza a condensar…Y las imágenes están bordeadas, tienen este borde tembloroso…

 
Exacto…ese borde es el papel que dejo en blanco. Esa técnica hace que todo tenga algo medio aurático, que tenga una luz interna y externa. En el fondo la línea que divide entre un color y otro, entre una superficie y otra, es el vacío.

 

 
Nuevamente volvemos a este lugar de tensión entre arte y artesanía, abstracto y figurativo, lleno y vacío…

 
De todas maneras. Yo creo que mi trabajo siempre manifiesta tensiones. Pero también dejar el papel en blanco, sin pintar, responde a una necesidad de enfatizar que lo que estoy construyendo son imágenes. Es como acentuar el estatuto constructivo de la imagen, como algo que se monta sobre un soporte. Por eso también me gusta hacer visible el soporte.

 

 

 

 
¿Cuál ha sido tu principal referente?

 
Cuando niño no tenía muchos referentes, pero dibujaba y leía poesía. Luego estudié arte, hice un magíster en estética, y ahí otros elementos de análisis. Mi tesis fue sobre filosofía del lenguaje, sobre poesía. La poesía ha sido mi escuela, me interesa la capacidad de las palabras para transformar las cosas, eso es lo más influyente en mi imaginario.

 

 

 

 

 
Curiosa esta mezcla tuya de gusto por la teoría y a la vez resistencia a la intelectualización.

 
Son lugares distintos. Tengo una fascinación por el mundo de los conceptos, me gusta entender a nivel experiencial lo que estoy haciendo.

 
¿Y lo entiendes?

 
Buena pregunta, porque en realidad para que me funcione tengo que poder equilibrar instinto y pensamiento. Quiero que mi obra que sea consciente de sí misma, pero que no esté sobre-intelectualizada. Yo cuando estoy pintando no ocupo ningún recurso conceptual, todo es instintivo. Pero a posteriori me interesa pensar sobre lo que estoy haciendo. Son dos momentos distintos.

 

 

 

 
¿Hay imágenes que se repitan en tu trabajo, que sean obsesivas?

 
Encuentro que aparecen muchos personajes con sombreros, también hay muchos personajes en tejados. Se me aparece el sol y la luna, paisajes que no sé si son de día o de noche.

 

 

 

 

 

 

 
 

 
Es un alfabeto íntimo

 
Pero el arquetipo es universal, son imágenes que, de algún modo, todos tenemos, que alguna vez hemos visto. Yo desde que tengo memoria he mirado por la ventana los tejados de las casas vecinas y siempre tuve una rara fascinación por los albañiles. Me daba curiosidad esa gente que andaba en lugares anodinos, trabajando en espacios sin relato, en chimeneas, en murallas. Son como situaciones donde hay un vacío en la historia, que puede ser llenado por el observador.

 

 

 

 

 

 
¿Y podrías dibujar perfecto? ¿Hiperrealista?

 
Sí, cuando chico dibujaba así

 

 
O sea que dibujas mal de adrede…

 

 
Cierto. Dibujo mal de adrede.