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Madrid, capital liberal

Reseña

Juan L. Lagos
Investigador de la Fundación para el Progreso

Madrid vive un boom. A pesar de ser la capital de España desde 1561, sólo recientemente la Comunidad de Madrid superó a Cataluña en Producto Interior Bruto. Según este libro, la clave del éxito estaría en el concepto «libertad» impulsada desde el Partido Popular, entre cuyas manifestaciones tangibles se encuentran rebajas de impuestos, apertura comercial, fomento del emprendimiento, aumento en la provisión privada de servicios públicos y, por supuesto, una reconocida gestión pandémica enfocada en proteger libertades individuales. La cara más visible del éxito madrileño es la actual presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, una política joven y liberal que está despertando al Partido Popular de su largo letargo ideológico, y cuyo apasionante ascenso al estrellato se narra en esta reseña.

 

«El Rey Católico, juzgando incapaz la habitación de la ciudad de Toledo, executando el deseo que tuvo el Emperador su padre (…), determinó poner en Madrid su Real asiento y gobierno de su monarquía en cuyo centro está».[1] Así describía un cronista de la época la decisión de Felipe II de trasladar su Corte a Madrid en 1561. Además de seguir la voluntad de su padre, el emperador Carlos V, señala Luis Cabrera de Córdoba que Felipe «el Prudente» eligió Madrid por su ubicación —en el corazón de la península— y por sus buenas condiciones climáticas, especialmente por sus «buenas aguas», cualidad que siglos atrás llevó a los árabes a bautizarla como Magerit (mayrat, cauce) y a los cristianos como Matrit (matrice, arroyo).[2]

En dicha época, «[t]rasladar la Corte era trasladar la capitalidad; una y otra llevaban consigo todo el séquito de cortesanos y funcionarios»,[3] por lo tanto, Madrid es capital de España desde 1561 hasta ahora casi sin interrupción. A pesar de la importancia y la trascendencia del acontecimiento, este no cuenta con una fecha exacta, puesto que la decisión de Felipe II no fue declarada por ningún texto legal. Esta falta de proclamación formal duró, nada más y nada menos, que trescientos ochenta y nueve años,[4] siendo la Constitución de la II República de 1931 el primer documento en reconocerla legalmente en su artículo quinto: «La capitalidad de la República se fija en Madrid». Este reconocimiento también se encuentra en el artículo quinto de la Constitución actual: «La capital del Estado es la villa de Madrid».

Con o sin reconocimiento legal, como la metrópoli de un imperio, de un reino, de una república o de una dictadura, Madrid ha sido el centro político de España por más de cuatro siglos. Dado que su importancia en el plano internacional ha dependido del peso de España en el mismo, es evidente que la relevancia de Madrid ya no es la de antes. No obstante, el liderazgo de la actual presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha renovado el interés político por la ciudad.

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El fenómeno Ayuso

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Para el Partido Popular de Madrid —organización que ha gobernado de forma ininterrumpida la comunidad desde 1995— el 2018 fue su annus horribilis. Cristina Cifuentes en ese entonces dirigía los destinos tanto del partido como de la región; parecía tratarse de un liderazgo libre de los casos de corrupción —Gürtel, Púnica, Lezo, etc.— que afectaban a varias personas importantes del PP madrileño. Sin embargo, el 21 de marzo de dicho año, Cifuentes fue acusada de haber recibido un máster en la Universidad Rey Juan Carlos con notas falsificadas. A raíz de este episodio y nuevos descubrimientos, la presión para que renunciase fue aumentando, hecho que se consumó el 25 de abril, mismo día en que se filtró un video de seguridad —de 2011— en el cual se la mostraba siendo retenida en un hipermercado por el presunto hurto de dos cremas.

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«Hoy en día, Madrid es una ciudad que no confunde lo público con lo estatal, que no basa su convivencia en identitarismos y que recibe sin sospechas al comercio, tres características que identifican este modo de vivir con uno profundamente liberal»

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Las cosas no iban mejor en el ámbito nacional para el PP, en junio de 2018 Mariano Rajoy dejaba la presidencia del Gobierno de España mediante una moción de censura que llevó a La Moncloa al socialista Pedro Sánchez. El PP necesitaba una renovación y esta parecía llegar con Pablo Casado, quien se convirtió en su presidente nacional el 21 de julio de 2018, tras derrotar en las elecciones internas a Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta de Gobierno durante todo el mandato de Rajoy.

Volvamos a Madrid. La situación difícilmente podía ser peor para la rama del partido en la capital: el municipio estaba en manos de la izquierda con Manuela Carmena y el parlamento autonómico lo seguía dirigiendo el PP por medio de los interinatos de Ángel Garrido y Pedro Rollán, quienes no estaban llamados a dirigir el partido regional en el futuro. Las próximas Elecciones Municipales y Autonómicas se tenían que celebrar el 26 de mayo de 2019 y Pablo Casado necesitaba dos líderes para Madrid: uno que pudiera sacar a la izquierda del Ayuntamiento y otro que lograra mantener al PP en la Asamblea. Casado eligió a José Luis Martínez Almeida para la alcaldía y a Isabel Díaz Ayuso para la presidencia.[5] Casado apostó por la renovación y, si bien Almeida y Ayuso perdieron en sus elecciones, el PP pudo recuperar el Ayuntamiento y conservar la Comunidad a través de pactos de gobierno con Ciudadanos y la abstención de Vox.

El 17 de agosto de 2019, con solo 30 escaños de 132, Isabel Díaz Ayuso llegaba a ser la presidenta con el peor resultado de la historia de la Comunidad de Madrid. Esto la obligó a un gobierno de coalición con Ciudadanos, que nunca terminó de cuajar debido al poco compromiso de su socio de pacto, Ignacio Aguado, quien, en lugar de comportarse acorde a su función de vicepresidente, parecía en muchos momentos el líder de la oposición. Si en cualquier escenario el mandato de Díaz Ayuso era una operación política de alta complejidad, la crisis de la COVID-19 lo hacía prácticamente imposible. Pero sucedió todo lo contrario.

España ha sido uno de los países más golpeados por la pandemia. Su ejemplo demostró la falsedad del dilema entre salud y economía de la peor forma: fracasando en las dos áreas. Fue el país con la mayor caída de su producto interno bruto y el segundo con más muertes por millón de habitantes a causa de la COVID-19.[6] En parte, este desastre puede ser explicado por la tardía y luego extrema reacción del Gobierno socialista.[7] Tardía, porque no fue sino hasta el 9 de marzo de 2020 —luego de conmemorar el Día Internacional de la Mujer— que desde el Gobierno de España se empezaron a tomar medidas de contención de la pandemia. Extrema, porque las restricciones de las libertades públicas no solo ahogaron la economía española, sino que también dejaron a España sin Parlamento —y al Gobierno sin control parlamentario— durante un mes.

Por el bien de los madrileños la gestión pandémica de Díaz Ayuso fue muy distinta a la de Pedro Sánchez. Lo atestiguan varios hitos, tales como la oportuna compra de mascarillas, la transformación en 48 horas del centro de eventos IFEMA en un hospital temporal o la construcción en 100 días del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal. Pero la presidenta de Madrid no se quedó en la gestión, también apostó por una aproximación ideológica a la pandemia muy distinta a la del Gobierno central, mucho más amigable con el comercio y respetuosa de las libertades individuales. Este doble contraste convirtió a Isabel Díaz Ayuso en la principal figura de la oposición y esto le granjeó una dura campaña —«de acoso y derribo», como dicen en España— desde la izquierda. Cayetana Álvarez de Toledo señala que «[l]a crisis del coronavirus convirtió la política de Ayuso en la única alternativa a Pedro Sánchez»,[8] y esto transformó a la pandemia en una batalla ideológica entre el Gobierno de España y el Gobierno de Madrid.

La «Batalla de Madrid» está llena de frentes, escaramuzas, fuego amigo y otros detalles que merecen un ensayo aparte.[9] Curiosamente, lo que pretendía ser el asalto final de los socialistas comenzó a más de 400 kilómetros de la capital. El 10 de marzo de 2021, el PSOE y Ciudadanos presentaron una moción de censura con el fin de desbancar al Partido Popular tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad de Murcia. Dado que el PP murciano gobernaba en las mismas condiciones que los populares en Madrid, ese mismo día la presidenta madrileña decidió disolver la Asamblea y convocar elecciones para el 4 de mayo (4-M).

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«En materia educativa, Madrid destaca tanto por su libertad educativa como por su calidad. Más de un 46% de la matrícula es privada —tendencia que va en aumento— y un 30% corresponde a colegios privados subvencionados por el Estado (conocida en España como educación concertada). Los resultados en los informes PISA ubican a Madrid no solo por sobre la media de España, sino también por encima del promedio de la OCDE.»

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Cinco días más tarde, Pablo Iglesias deja su cargo de vicepresidente segundo del Gobierno de España para ser el candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Esto motivó que Díaz Ayuso dijera ese mismo día: «voy a cambiar mi lema de campaña y pasará a llamarse: «Comunismo o libertad». Al igual que en la pandemia y tal como lo evidenciaba su nuevo eslogan, Ayuso enfrentó los comicios sin complejos ideológicos y dicha actitud, acompañada de una buena gestión, rindió sus frutos el 4-M.

El 4 de mayo, los madrileños se volcaron a las urnas de forma masiva. Con un 76,24% de participación, el Partido Popular de Ayuso pasó de 30 a 65 escaños, y quedó a solo cuatro de la mayoría absoluta. Ganó en el 98% de los municipios de Madrid, incluso en feudos socialistas como Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Getafe o Parla. Este aplastante triunfo dejó sin escaños a Ciudadanos y provocó la renuncia de Pablo Iglesias de la política, dos símbolos del fin del bipartidismo iniciado en las Elecciones Generales de 2015.

Solo a partir de este momento Díaz Ayuso se convierte en un fenómeno político reconocido en el mundo. Es innegable que el despegue de su carrera se debe a una gestión y un liderazgo puestos a prueba por una dura contienda política. Pero la presidenta madrileña sabe que, más allá de sus méritos, existe una cultura política instalada en Madrid favorable a sus ideas y que su éxito se debe al hecho de haber sabido interpretarla correctamente. El día en que convocó a elecciones, señaló en su discurso lo siguiente: «hoy disfrutamos de una libertad y de unos derechos que no se tienen en toda España. Esta forma de vivir a la madrileña es única». En definitiva, no se puede explicar el fenómeno Ayuso sin hacer lo propio con esta forma de vivir «a la madrileña». Hoy en día, Madrid es una ciudad que no confunde lo público con lo estatal, que no basa su convivencia en identitarismos[10] y que recibe sin sospechas al comercio, tres características que identifican este modo de vivir con uno profundamente liberal.

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Liberalismo a la madrileña

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Quien quiera comprender la realidad política de Madrid, debe leer Liberalismo a la madrileña del analista económico Diego Sánchez de la Cruz. Se trata de un libro tan generoso en evidencia como robusto en teoría que busca explicar cómo la revolución liberal iniciada por Esperanza Aguirre a fines de 2003 ha llevado a Madrid al éxito económico, social y político, a través de un programa que fomenta el emprendimiento, que recauda más a través de impuestos más bajos y que renuncia al monopolio del Estado en la provisión de servicios públicos.

Antes de describir el libro, corresponde dedicar un párrafo para conocer a su autor. Diego Sánchez de la Cruz es un destacado periodista económico, sus aportes en libremercado.com (de Libertad Digital) son una referencia obligada para quienes desean seguir los desafíos de la economía mundial en habla hispana. Importante también es su faceta de traductor, gracias a la cual contamos con ediciones en español de obras tan importantes como Progreso de Johan Norberg (Deusto, 2017) o El Archipiélago Liberal de Chandran Kukathas (Deusto/Juan de Mariana, 2019; FPP, 2022). Junto con ello, es autor de la obra Por qué soy liberal (Deusto, 2017) en la cual muestra tanto las fortalezas del pensamiento liberal como las amenazas ideológicas de nuestro tiempo, ofreciendo al final del libro un plan de acción en línea con las ideas de la libertad.

En Liberalismo a la madrileña, Sánchez de la Cruz dedica los capítulos 1, 3 y 4 a una descripción del éxito económico del modelo madrileño. En el primero muestra cómo Madrid es la comunidad autónoma con los mejores indicadores de libertad económica por medio del Ranking de Liberalización Regional, creado por el mismo autor. En el tercer capítulo evidencia cómo Madrid se ha transformado en el refugio fiscal de los españoles a través de 65 rebajas de impuestos realizadas desde 2003 hasta la fecha, las cuales han permitido una mayor recaudación gracias a un mayor crecimiento económico y a una disminución de la economía sumergida. El capítulo cuarto está dedicado al fomento del emprendimiento de la comunidad madrileña, que la ha transformado en un polo de inversiones y en la región con el mayor PIB per cápita de España.

El éxito social del modelo madrileño es abordado en el capítulo 5. En él se muestra que el presupuesto en salud ha sido duplicado durante la gestión liberal del PP —i. e. desde Aguirre en adelante—. A su vez, tanto la gestión privada en los hospitales públicos como la libre elección de los usuarios han permitido altos porcentajes de satisfacción con la atención médica y considerables reducciones en los días de espera en atención y procedimientos. En materia educativa, Madrid destaca tanto por su libertad educativa como por su calidad. Más de un 46% de la matrícula es privada —tendencia que va en aumento— y un 30% corresponde a colegios privados subvencionados por el Estado (conocida en España como educación concertada). Los resultados en los informes PISA ubican a Madrid no solo por sobre la media de España, sino también por encima del promedio de la OCDE.

He dejado para el final los capítulos dedicados al éxito político del modelo madrileño porque considero que es la parte más interesante del libro. En el capítulo 2, Sánchez de la Cruz realiza una genealogía del liberalismo madrileño, demostrando que la revolución iniciada por Esperanza Aguirre no habría sido posible sin una tradición intelectual capaz de influir en el estado de opinión. Esta aproximación le permite al lector familiarizarse con nombres tan notables como Juan Velarde, Pedro Schwartz, Federico Jiménez Losantos, Carlos Rodríguez Braun o Juan Ramón Rallo. Quizás hubiera sido útil acompañar a esta genealogía con una bibliografía recomendada. En el capítulo 6 nos habla de la experiencia desastrosa que significó el gobierno de Ahora Madrid en el ayuntamiento y el capítulo 7 da cuenta de la gestión madrileña de la pandemia. Por último, en el capítulo 8, el autor reúne una serie de reflexiones políticas realizadas por Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso en torno al liberalismo y consigue construir un interesante resumen de lo que él llama «un liberalismo popular».

Completan este libro un prólogo de Esperanza Aguirre, un epílogo de Daniel Lacalle y un anexo final con una interesante entrevista a Isabel Díaz Ayuso. En su conclusión, Diego Sánchez de la Cruz nos invita a defender el modelo, dando una última razón del éxito de Madrid, que en definitiva es la clave del éxito de cualquier sociedad:

«Por eso funciona Madrid, porque nadie diseña de arriba abajo su proyecto socioeconómico, sino que todas las energías están puestas en alentar que sean las personas las que decidan qué quieren hacer con su vida. Frente al colectivismo, el identitarismo y el intervencionismo, Madrid se está consolidando como un oasis de libertad que, en circunstancias favorables y en momentos difíciles, renueva su apuesta por el aperturismo».

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[1] Cabrera de Córdoba, L. [1619] (1876). Filipe Segundo, Rey de España, tomo I, Imprenta de Aribau y Cía (Madrid), pp. 297-298.

[2] Trapiello, A. (2020). Madrid, Ediciones Destino (Madrid), edición Kindle, pp. 25-28 (de 904).

[3] Martínez Kleiser, L. (1961): «La villa de Madrid: Corte de España» en Villa de Madrid: Revista del Excmo. Ayuntamiento, nros. 15-16, pp. 29-33 (29).

[4] de Aguinaga, E. (1979): «Madrid, capital» en Villa de Madrid, Revista del Excmo. Ayuntamiento, nro. 65, pp. 33-42 (34).

[5] Palomo, G. (2020). La larga marcha: de Rajoy a Casado. Los secretos de la derecha española, La Esfera de los Libros (Madrid), edición Kindle, pp. 251-252 (de 336).

[6] Fernández-Villaverde, J. y Jones, C. I. (2020): «Macroeconomic Outcomes and COVID-19: A Progress Report» en Brookings Papers on Economic Activity, edición de otoño, pp. 111-166 (122).

[7] Para una cronología de la gestión de la pandemia por parte del Gobierno del PSOE, ver: Jiménez Losantos, F. (2020). La vuelta del comunismo. Su retorno al Gobierno de España, las desgracias que se produjeron y los desastres que se ocasionaron, Espasa (Madrid), edición Kindle, pp. 125-133 (de 464).

[8] Álvarez de Toledo, C. (2021). Políticamente indeseable, Ediciones B (Barcelona), p. 390.

[9] Desde la izquierda, ver: Iglesias, P. (2022). Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes, Navona (Barcelona), cuarta y quinta parte. Desde la derecha, ver: Negro, A. y Vilches, J. (2021). La tentación totalitaria, Almuzara (Córdoba), edición Kindle, pos. 2439 y ss (de 3922).

[10] «Alguien quería saber el nombre que les dan algunos aborígenes a los que han ido trabajar a Cataluña o al País Vasco desde otras regiones españolas: charnegos, maquetos… ¿Y en Madrid a los que aquí nos hemos aclimatado? Madrileños». Trapiello, A.. Madrid, pp. 8-9 (de 904).