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Entrevista a Jeffrey Miron, economista.

«[Se] han visto varios de los beneficios que los prolegalización [de drogas] predicen y no [se] han visto los efectos negativos que predicen los detractores»

Axel Kaiser
PhD Universidad de Heildelberg y director de Cátedra Friedrich von Hayek UAI. Presidente de la Fundación para el Progreso. Á-N.7

Nacido en 1957, el economista norteamericano Jeffrey Miron es uno de los defensores más notables de la liberalización de las drogas en el mundo —tema en que profundiza en esta entrevista— y de las libertades sociales y económicas en general. Actualmente, Miron es profesor titular y director de estudios de pregrado en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, así como director de estudios económicos del Cato Institute.

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-En Chile estamos viendo un fenómeno nuevo: nunca tuvimos crimen organizado, ni carteles que trabajaran coordinados con sus pares mexicanos o colombianos. En Estados Unidos las drogas han sido ilegales hace un buen rato y las autoridades pusieron todas sus fichas en esto. Me preguntaba si pudiera

comentarnos sobre la experiencia de Estados Unidos, porque no creo que haya otro país en el mundo que haya invertido o gastado tantos recursos en luchar contra las drogas.

Comencemos con un poco de historia. Estados Unidos tiene dos aspectos relevantes para entender el problema de las drogas. El primero comienza en los 1920 cuando se prohibió el alcohol por 14 años. Con esto el crimen violento escaló considerablemente, el consumo de alcohol probablemente bajó un tanto, pero no dramáticamente. Había corrupción distendida y descontento con esta experiencia. Entonces, 12 a 13 años después de que comenzara este experimento, hubo apoyo generalizado para revertirlo. La mayoría de la gente aprendió la lección de que si intentas prohibir algo para lo que hay una demanda importante, propicias un mercado negro y todo lo negativo que eso conlleva, como violencia, corrupción, poco control sobre las sustancias que podrían envenenar a la gente, entre otros. Uno pensaría que esta experiencia nos habría enseñado una lección sobre qué hacer con otras drogas, pero Estados Unidos es líder en crear prohibición de drogas alrededor del mundo. Ahí la prohibición comenzó en 1914 y para el fin de la Gran Guerra, Estados Unidos se negó a firmar el tratado de Versalles a menos de que todos los otros países se comprometieran a prohibir las drogas. Y más aún, durante los últimos 100 años Estados Unidos ha estado a la vanguardia de convencer a los otros países de ilegalizar las drogas. Las Naciones Unidas han seguido esta tendencia, y por lo tanto las leyes en casi todos los lugares son similares a las de Estados Unidos. Lo que hemos visto durante este periodo es, nuevamente, violencia considerable y corrupción; diseminación de drogas impuras en mercados negros, por ejemplo los opioides, que están generando sobredosis por los últimos 20-25 años en el país; una cantidad aún significativa de consumidores de drogas; un aumento de adictos en un sector que no consigue acceso a las drogas y busca substitutos que terminan siendo peores que las drogas mismas.

 

 

-No podemos decir que haya una solución mágica y que nadie tendrá problemas si se legalizan las drogas. ¿Hay algún país donde les haya ido mejor con la legalización de la marihuana e incluso de la cocaína? ¿Qué nos dice la evidencia sobre los países que han tratado de ser más flexibles?

Desafortunadamente no tenemos suficiente experiencia de países que hayan experimentado con legalización, pues cualquier nación que sea miembro de la ONU ha firmado un tratado en el que acordó ilegalizar las drogas. Ahora bien, pese a ello, algunas naciones, como los Países Bajos o Portugal, se adhirieron a la «descriminalización», fórmula técnicamente permitida por estos tratados donde se incluye una serie de drogas. Sin embargo, hay casos, como en América Latina, donde se ha permitido la legalización, no respetando los tratados.

 

Los resultados en estos ejemplos, incluyendo casos de algunos estados de Estados Unidos que legalizaron la marihuana, son muy consistentes. Estos muestran una baja variación en el consumo al legalizarse las drogas, pudiendo aumentar en algunos casos, pero sin ser un aumento dramático. Entonces, el consumo no aumenta demasiado en general.

 

Por otra parte, en varios casos vemos que el aumento del consumo está acompañado de un decrecimiento en el consumo de alcohol, porque para ciertos consumidores de drogas el alcohol funciona como sustituto. Además, como estimaría un modelo económico estándar, se ha reducido el crimen. Se reduce también el número de sobredosis y transmisión de VIH, que son consecuencias de los mercados ilegales. Entonces todos estos países que han tendido a la legalización, aunque no en un 100 por ciento, han visto varios de los beneficios que los prolegalización predicen, y no han visto los efectos negativos que predicen los detractores.

 

-¿Cuál sería la explicación para eso? Uno asumiría que si es más fácil acceder a las drogas y no tienes el riesgo de que sean ilegales y el precio baja, más personas van a volverse consumidores. Otros dicen que seríamos como sociedades zombie, donde la mayoría estaría drogada.

Está bien poner énfasis en que, en un modelo económico estándar y según el sentido común, la legalización podría llevar al aumento del consumo de una sustancia, pues pierdes el miedo a las consecuencias legales. Pero en realidad vemos que esos efectos son pequeños. No son cero, pero están disminuidos. Con drogas ilegales surgen mecanismos por los cuales quienes quieren consumir encuentran acceso a estas sustancias: plantas marihuana en tu sótano o consigues un proveedor. Cuando tienes mercados ilegales, éstos hacen que uno tenga acceso a las drogas y suben los costos por el riesgo, pero también se evaden otros costos como impuestos, salarios mínimos o cosas así. Uno esperaría que la prohibición aumentara el precio y fuera una barrera para disminuir el consumo, pero no es siempre así.

 

Otro efecto de la prohibición es el tema del alcohol. Si las drogas ilegales se vuelven muy caras, la gente recurre al alcohol y, al contrario, si se legalizan, las personas modifican su consumo. En muchos casos los efectos del alcohol son iguales o peores que los efectos de drogas ilegales. Manejar bajo influencia del alcohol es un ejemplo de ello. Por supuesto que es negativo para todos si una persona está manejando bajo la influencia de la marihuana y lo mismo si está conduciendo bajo la influencia del alcohol. Sin embargo, pareciera ser que el alcohol empeora mucho más la capacidad de conducir que la marihuana, entonces si la gente sustituyera el alcohol por la marihuana, los accidentes fatales podrían disminuir, y eso sí se ha visto en algunos lugares.

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Mercado bajo tierra

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-En Estados Unidos varios estados han optado por la legalización de la marihuana y ya tenemos algunos datos para evaluar si éste ha sido el camino correcto. ¿Cómo ha funcionado esto? ¿Es cierto lo que argumentan algunos, que si vuelves legal un negocio los criminales se moverán a otras actividades ilegales?

Ciertamente uno esperaría que los traficantes buscaran otras fuentes de financiamiento si pierden el control sobre una. Pero, primero, no parece haber otros negocios ilegales de esta escala y, segundo, la forma de responder a eso sería legalizando otras prácticas. La prostitución debiera ser legal, las apuestas también y así sumando. Entonces quedarían muy pocos negocios a los que ellos podrían entrar excepto los que todos concordamos debieran ser ilegales, como el asesinato o los robos. Lo otro que ocurrió en Estados Unidos es que muchos de los negocios de alcohol ilegales simplemente se legalizaron y entraron al negocio formal y se les permitió competir. Entonces no creo que sea un problema, y si lo fuera, no se trata de hacer más cosas ilegales sino de legalizar otras cosas.

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«Si las drogas ilegales se vuelven muy caras, la gente recurre al alcohol y, al contrario, si se legalizan, las personas modifican su consumo. En muchos casos los efectos del alcohol son iguales o peores que los efectos de drogas ilegales. Manejar bajo influencia del alcohol es un ejemplo de ello»

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-Entonces, si legalizáramos las drogas en las principales economías desarrolladas, ¿desaparecerían en parte los problemas que enfrentamos en América Latina con estos enormes carteles armados, mejor organizados que algunos gobiernos?

Creo que una parte importante de la corrupción de muchos países desaparecería. Eso no significa que desaparecerían todos los levantamientos contra los gobiernos. Algunos de ellos son religiosos, étnicos o históricos y por supuesto a veces se manifestarán en la forma de grupos terroristas. Sin embargo, la prohibición de las drogas permite a estos grupos estar mejor financiados, porque algunos de estos ofrecen seguridad a los sistemas de tráfico. Entonces, aunque sigan existiendo estos grupos que buscan derrocar al gobierno, estarán mucho menos financiados, y tendrán menos capacidad de acción. Respondiendo a tu pregunta, sí. Esperaría ver menos violencia en Colombia, Perú, otros lados de América Latina, en Afganistán, etcétera … Por supuesto, no puedo decir que todas las insurgencias van a desaparecer.

 

Cómo se vería un mundo donde todas las drogas son legales. ¿Iríamos al supermercado y compraríamos cocaína? ¿Deberíamos tener alguna restricción?

Para llegar desde el mundo en que vivimos a uno mucho mejor, los dos requisitos son que estas sustancias sean legales y que la proporción de regulación e impuestos sea modesta. Es decir, no mucho más de lo que ya tenemos para el alcohol y el tabaco. La tasa impositiva extrema puede terminar convirtiéndose en una forma de prohibición, porque si los costos de operar legalmente son demasiado altos, vas a recrear un mercado negro aunque la sustancia sea legal. En algunos Estados la legalización de la marihuana ha sido expansiva. Mucha gente puede empezar sus propios negocios: los impuestos son moderados, la regulación no es excesiva y el mercado legal prolifera. En otros Estados hay restricciones tan extremas que parte del mercado se mantiene «bajo tierra». Entonces un escenario funcional es una cantidad moderada de impuestos y regulaciones.

 

Los libertarios seguirán dudando de ponerle impuestos a las drogas legalizadas, sospecharán de muchas de las restricciones que le ponemos al alcohol, al tabaco o a las drogas legales, porque no queda claro si las consecuencias de eso lo ameritan. Por ejemplo, si ponemos una edad límite de 15 años, nadie se molestará porque la restricción sólo afecta a un pequeño sector de la población, pero si pones la restricción en 21 años, como ocurre en Estados Unidos, entonces propicias el surgimiento parcial de un mercado negro. Creas un grupo de gente que quiere comprar alcohol, no pueden obtenerlo legalmente y buscan medios ilegales para conseguirlo. Esto produce, por ejemplo, exceso de consumo en adolescentes cuando consiguen el acceso al alcohol.

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Lo otro es que debiéramos considerar un escenario donde a la gente le sea fácil conseguir drogas para fines medicinales, aunque éstas no sean totalmente legales. No creo que sea el mejor camino, pero es mejor que nada. Hay ejemplos de cómo doctores pueden prescribir drogas, metadona, morfina, opioides, entre otras. Entonces si alguien quiere vivir consumiendo estas sustancias, los doctores se lo prescriben y no hay problemas. Esto contribuye parcialmente a reducir el mercado negro.

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Intentos contraproducentes

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-¿No hay ninguna droga que consideres demasiado peligrosa para que esté en el mercado?

No. Creo que si una droga en el mercado legal fuera tan peligrosa que incluso a mí me pusiera nervioso, casi nadie se atrevería a probarla. Por supuesto, unas cuantas personas hacen cosas descabelladas, no hay duda, pero no creo que la política pública pueda detenerlos. Al intentarlo se crean todas estas consecuencias imprevistas que son peores.

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«La tasa impositiva extrema puede terminar convirtiéndose en una forma de prohibición, porque si los costos de operar legalmente son demasiado altos, vas a recrear un mercado negro aunque la sustancia sea legal. En algunos Estados la legalización de la marihuana ha sido expansiva. Mucha gente puede empezar sus propios negocios: los impuestos son moderados, la regulación no es excesiva y el mercado legal prolifera»

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-¿La tendencia de las generaciones más jóvenes por consumir drogas se ha mantenido, ha aumentado o disminuido en los últimos años?

En el caso del tabaco ciertamente la tendencia ha disminuido. En el caso de otras drogas, como la marihuana, según lo reportado en las encuestas, aumenta si el Estado pasa a legalizar la marihuana. Esto puede ser por un aumento real o porque la gente se siente más cómoda contestando que sí. En general, las tendencias no son significativas, especialmente si agregas el consumo cruzado de tabaco, alcohol y otras drogas. Con frecuencia si uno aumenta el otro disminuye.

 

-¿Qué pasa con lugares como Singapur u otros países donde puedes ser condenado a muerte si te sorprenden con drogas?

No puedo decirlo con certeza. Si miras la data del uso de drogas en Singapur, es muy bajo comparado con otros países. Eso es consistente con la propuesta de que las medidas draconianas funcionan. Por otro lado, si vives en un país así, creo que lo pensarías dos veces antes de confesar en una encuesta que consumes drogas. Si miras el espectro completo, no parece haber una correlación entre los niveles de ilegalidad o legalidad de las drogas y el consumo en cada país. Eso parece indicar que los hábitos culturales de consumo tienen un rol fundamental en el uso de sustancias.

 

-¿Debiera haber políticas públicas enfocadas en educar a los chicos en las escuelas sobre el consumo de sustancias, para que no comiencen demasiado temprano a usarlas? ¿Cuál es el rol del gobierno en todo esto más allá de los castigos?

Si el gobierno legalizara y mantuviera una regulación e impuestos moderados, pero además incorporara campañas en servicios públicos y programas en las escuelas para desincentivar el consumo, ¿sería un desastre? No, y ciertamente sería mejor que la política actual, porque el gran problema de la política actual es la prohibición que crea el mercado ilegal. Sin embargo, los intentos del gobierno por educar a la población no son muy efectivos y pueden ser hasta contraproducentes. El gobierno sólo se enfoca en publicitar los peligros del uso y no en comunicar los matices, que sería probablemente más útil y le otorgaría más credibilidad entre los jóvenes. Te doy el ejemplo de mis hijos, que por supuesto conocen mi postura sobre el consumo, y saben que mi esposa y yo somos bebedores moderados de alcohol. Entonces, un día llegan mis hijos y me dicen: «Papá, ¿sabías que si bebes una copa de alcohol vas a volverte un adicto y morir desangrado en la calle?». ¡Eso les dicen en la escuela! Esos mensajes son tan extremos que parecen un chiste, nadie los toman en serio. Entonces luego que dice el gobierno. Lo que falta es un mensaje generalizado, racional y que tome en cuenta los matices.

 

-¿Hay algún estimado de cuánto dinero podría captar en impuestos el Estado si estas actividades fueran legalizadas en Estados Unidos?

Mis estimaciones asumen un marco particular que debemos considerar. Primero, que aunque se hiciera a nivel federal, los estados aún podrían hacer lo que quieran y algunos mantendrían las prohibiciones, aunque sería poco efectivo porque las fronteras son muy fáciles de cruzar. Entonces, con esas consideraciones, estimo algo así como 50 mil millones de dólares en ingresos extra por impuestos y cerca de 50 mil millones de dólares en gastos reducidos en policía, cortes, prisiones y temas relacionados. Entonces más o menos 100 mil millones de dólares (100 billones) de mejora neta en el presupuesto en general entre gobiernos estatales y el gobierno federal. Ahora, 100 billones es mucho dinero, pero si se compara con el déficit del país que va por los trillones, no es tanto. Entonces no enfatizo demasiado en la parte presupuestaria, ya que siendo una ventaja no es lo principal en términos de beneficios. Especialmente al compararla con los beneficios para los consumidores, quienes no tendrán que ir a la cárcel y arruinar sus vidas, quienes no morirán de sobredosis por sustancias corruptas de mercados negros. Más allá del dinero, que sería el glaseado de la torta, hay un tema con la libertad de la gente de tomar sus propias decisiones y que está limitada por la prohibición.

Crisis de los opioides

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¿Está pasando en EE.UU. u otros países en los que se pone a las drogas como excusa para medidas que limitan la libertad?

Esto podría verse en las medidas que buscan mantener las drogas fuera del país y que de hecho tienen poco efecto en frenar la entrada de drogas. También ocurre con las medidas para mantener a los inmigrantes fuera del país, que es muy costoso. Creo que muchos países estarían mejor si dejaran entrar más migrantes. Otro tema que preocupa a la gente es que las políticas sobre el uso de drogas se usan como un mecanismo para reprimir a las minorías. Porque las consecuencias de la prohibición caen mucho más en las minorías que en la gente blanca, y eso no es por diferencias en el nivel de consumo, que parece ser el mismo independiente de la raza. Entonces sí, hay otras consecuencias negativas de la guerra contra las drogas.

 

-¿Y por qué se da esa diferencia entre las minorías? ¿Tiene que ver con su participación en el tráfico o no hay diferencia real?

No hay base para decir que los hispanos o los negros participan más del negocio del tráfico, y aunque hubieran diferencias no son suficientes para justificar la brecha en los niveles de conscripción, que son muy disímiles entre las minorías y los blancos. Entonces hay aplicación diferencial de la ley. Cosas como las inspecciones aleatorias en NYC, donde la policía detenía muchas personas negras que claramente no habían cometido ningún crimen. Los detenían para buscar drogas, en contraste con los blancos. Entonces hay un sesgo en la prohibición en la represión de ciertos grupos, así como la prohibición del alcohol fue dirigida especialmente hacia los inmigrantes irlandeses, la prohibición del opio dirigida a los migrantes chinos, entre otros.

 

-¿Estás optimista por el futuro? ¿Nos movemos en la dirección correcta o estamos yendo muy lento? ¿Hay otras drogas entrando al mercado que reemplazarán a la marihuana en términos del gasto público y persecución?

No soy super optimista. Parece que Estados Unidos y otros países están tan polarizados que van de un extremo a otro. Entonces por un lado hemos visto avances en cuanto a la marihuana, por otro lado la crisis de los opioides es terrible y poca gente reconoce el rol que la prohibición de opioides cumple en la epidemia de las sobredosis. Entonces no lo sé.

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-Si tuvieras que elegir un argumento como el más fuerte en contra de la legalización, ¿cuál sería?

Sería ingenuo disputar el argumento de que algunas personas toman malas decisiones cuando usan drogas. Pero la gente toma malas decisiones sobre las cosas que dice, sobre la forma en que cría a sus hijos, sobre el consumo de alcohol, sobre la cantidad de ejercicio que hace … Entonces, tratar de ser tan paternalista por una serie selectiva de cosas es —probablemente— poco efectivo o constructivo. Porque hay ejemplos significativos de que las personas pueden cometer errores graves tratando de ser consideradas. En el mismo sentido, al prohibir ciertas cosas, producirás efectos secundarios negativos.

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«No hay base para decir que los hispanos o los negros participan más del negocio del tráfico en Estados Unidos, y aunque hubieran diferencias no son suficientes para justificar la brecha en los niveles de conscripción, que son muy disímiles entre las minorías y los blancos. Entonces hay aplicación diferencial de la ley»

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Si de verdad estás preocupado —de manera paternalista— por la gente que usa estas drogas, debieras recordar también que los efectos negativos de su consumo son incluso peores en el mercado negro. En un mercado legal al menos vienen etiquetadas con las dosis y la pureza de la sustancia, por lo que no consumes accidentalmente demasiado fetanol, por ejemplo. Quizás consumas por decisión propia una cantidad exorbitante de fetanol, pero la mayoría de la gente que tendrá sobredosis habrá tomado una decisión consciente, no por accidente. Sin embargo, la preocupación paternalista por los niños o la gente ingenua o desinformada que consume, eso sí es una razón para preocuparse y quizás una razón para considerar políticas alternativas a la prohibición, como educación o campañas.

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-Y quizás los malos hábitos alimenticios pueden causar más efectos negativos y muertes que las mismas drogas.

Casi de seguro.

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