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El culto a la debilidad

La nueva ideología

Axel Kaiser
PhD Universidad de Heidelberg y Director Cátedra Friedrich von Hayek UAI Á - N.1

El victimismo ha resultado ser una fuerza social antidemocrática que ni siquiera esconde la intolerancia que la anima. Fomentado por universidades y medios de comunicación, tiene a la corrección política como aliada.

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«En el actual ambiente de creciente polarización, lo anterior permite anticipar que las tendencias intolerantes se acentuarán en el futuro deteriorando el diálogo racional y la viabilidad de la democracia»

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«Lo que no te mata te hace más fuerte» escribió en Götzen-Dämmerung Friedrich Nietzsche, uno de los filósofos más fascinantes y aterradores de la época moderna. A pesar de que la cultura popular la ha convertido en poco más que un simplón cliché, la sentencia de Nietzsche esconde una de las piezas fundamentales de sabiduría en la historia del pensamiento filosófico.

La idea es simple pero profunda, a saber, que los seres humanos requerimos de adversidad, conflicto e incluso de un cierto grado de tragedia para poder nutrir nuestra vitalidad y afirmarnos frente al mundo. La posibilidad de la vida civilizada, aquella en la cual es la fortaleza psíquica y no el caos de los sentimientos lo que dicta la forma de interactuar con otros, reposa, en buena medida, sobre esa sabiduría nietzscheana.

Pues, a diferencia de los sistemas «frágiles» (como una taza de porcelana) que se quiebran con niveles bajos de estrés y por tanto deben ser tratados con especial cuidado; y al contrario de los sistemas «robustos» (como una taza de plástico) que resisten shocks potentes sin romperse, pero que no se benefician de ellos, nuestra psicología es un sistema «antifrágil».

El término fue acuñado por el matemático y pensador Nassim Taleb y describe la característica central de sistemas complejos que requieren de ciertos niveles de estrés para fortalecerse.(1) El sistema inmunológico, por ejemplo, si jamás ha sido expuesto a patógenos no desarrolla la resistencia para lidiar con ellos dejando indefenso al organismo que ha de proteger. De igual modo, un sistema psíquico debe ser expuesto a estrés para fortalecerse gradualmente y poder enfrentar así los shocks psicológicos que inevitablemente habrán de producirse en «la escuela de guerra de la vida», para usar otra expresión de Nietzsche.

La nueva cultura del victimismo y del proteccionismo —que se inicia con padres y colegios sobreprotectores y se refuerza con medios de comunicación moralmente histéricos y universidades más preocupadas de que los jóvenes no sean expuestos a ninguna experiencia desagradable que a velar porque desarrollen la capacidad de lidiar con ellas— ataca la viga maestra de la antifragilidad que Nietzsche identificó como prerrequisito para una vida viable.

Y las consecuencias de esta tendencia han sido devastadoras. Como muestra el libro de la estrella de la psicología social Jonathan Haidt y del intelectual Greg Lukianoff , The Coddling of the American Mind, la cultura del safetysm («segurismo») en Estados Unidos está «disponiendo a toda una generación al fracaso».(2) Este safetysm se alimenta, explican los autores, de una de las tres grandes falsedades debilitantes de nuestra época: la idea de que «lo que no te mata te hace más débil», falsedad que invierte la lección nietzscheana incrementando la vulnerabilidad psíquica.

La segunda falsedad debilitante es la noción, exacerbada por los medios de comunicación, de que se debe confiar siempre en los sentimientos propios. Según los autores, esta distorsión cognitiva conduce al llamado «razonamiento emocional» que consiste en dejar que las emociones guíen nuestra interpretación de la realidad en circunstancias de que lo correcto es tomar los sentimientos con distancia y evaluar hasta qué punto lo que nos llevan a pensar es correcto, verdadero o justo.

Una tercera falsedad debilitante, dicen Haidt y Lukianoff , difundida con persistencia en las universidades, es que el mundo se divide entre buenos y malos, siendo los buenos aquellos que piensan parecido y los malos los que adhieren a otras formas de ver el mundo.

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«Una de las falsedades “debilitantes”, según Haidt y Lukianoff , difundida con persistencia en las universidades, es que el mundo se divide entre buenos y malos, siendo los buenos aquellos que piensan parecido y los malos los que adhieren a otras formas de ver el mundo».

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Impostura intelectual /

La ideología de la izquierda americana dominante en las universidades, con su obsesión por una versión radical de la identity politics, según la cual la sociedad se divide en grupos diversos e irreconciliables, entre los que los blancos heterosexuales serían el grupo opresor por excelencia, ha contribuido como ninguna otra a fomentar el odio y estimular la disposición a la violencia de personas que se consideran subjetivamente victimizadas solo por razón de su pertenencia grupal.

Esta promoción del victimismo se ha visto reflejada de la mejor manera en la llamada «corrección política», impostura intelectual que busca censurar todas las opiniones y expresiones que grupos supuestamente vulnerables consideren ofensivas, incluyendo las conclusiones de estudios científicos que no se ajusten a la ideología difundida en las facultades de humanidades y ciencias sociales. Esta izquierda radical y divisiva, que el profesor de Columbia Mark Lilla señala como la responsable del fracaso del Partido Demócrata —producto de su incapacidad de ofrecer un proyecto común a todos los americanos— (3) es también la principal responsable de llevar a cabo una agenda de destrucción de aquellos valores e ideas que permitieron el progreso moral, científico y económico de Occidente. En palabras del profesor de Harvard y neuro-científico Steven Pinker, «los intelectuales que se autodenominan progresistas odian el progreso».(4) Pinker ha dedicado todo un libro titulado Enlightenment now para defender los ideales de la Ilustración, los que, según argumenta, se encuentran bajo ataque sistemático fundamentalmente por las ideologías irracionalistas de izquierda que han capturado los campus universitarios. En The Blank Slate, Pinker dio cuenta del mismo problema explicando que predomina hoy «la mentalidad de un culto» que no puede «coexistir con una estimación de la verdad» y que «desprecia los conceptos de verdad, lógica y evidencia».(5) Ello habría engendrado, como reacción inevitable, «una cultura de conmocionistas políticamente incorrectos que se deleitan con el antiintelectualismo y el fanatismo, envalentonados por el conocimiento de que el establishment intelectual ha perdido las pretensiones de credibilidad ante los ojos del público».(6)

El ascenso de ideologías que fomentan el odio identitario y que justifican medidas de represión totalitarias a la libre expresión, combinado con la fragilidad psíquica cultivada por escuelas, padres, universidades y medios de comunicación, plantea una amenaza sin precedentes para la posibilidad de una vida democrática. Dado que ambos fenómenos socavan la posibilidad de diálogo racional entre posturas divergentes —trabando así el único mecanismo posible de resolución de conflictos en una democracia liberal—, la predilección por respuestas autoritarias que silencien al oponente se convierte en una alternativa con demanda real de parte de la ciudadanía.

Como explican Haidt y Lukianoff , la incapacidad psicológica de lidiar con el conflicto conduce a buscar la protección de una autoridad que se imponga por la fuerza para acallar al otro. En el actual ambiente de creciente polarización, lo anterior permite anticipar que las tendencias intolerantes se acentuarán en el futuro deteriorando el diálogo racional y la viabilidad de la democracia, pues ésta requiere de ciudadanos capaces de resolver sus propios asuntos en un permanente ejercicio de tolerancia entre posturas opuestas. Como es evidente, ello resulta incompatible con el culto a la debilidad psíquica, el relativismo epistemológico y el discurso de odio tribal políticamente correcto que gradualmente ha pasado a dominar la discusión pública en Occidente.

  1. Ver: Nassim Nicholas Taleb, Antifragile, Random House, New York, 2012.
  2. Jonathan Haidt y Greg Lukianoff, The Coddling of the American Mind, Penguin, 2018.
  3. Lilla,M., 2017. The Once and Future Liberal, Harper Collins, New York.
  4. Pinker, S., 2018. Enlightenment Now, Penguin, New York, p.39.
  5. Pinker, S., 2002. The Blank Slate, Penguin, London.
  6. Pinker, S., 2002. The Blank Slate, Penguin, London.
Axel Kaiser